
Cuando llega el frío, Bariloche se transforma en un escenario de película. Las montañas nevadas, el aire puro de la Patagonia y el sabor del chocolate caliente convierten a esta ciudad rionegrina en uno de los destinos más buscados del invierno. Cada año, miles de turistas la eligen no solo por su oferta de nieve, sino por la cantidad de experiencias que se pueden vivir más allá del esquí.
Cerro Catedral es el epicentro de la aventura. Es el centro de esquí más grande de Sudamérica, y esta temporada llega con nuevas pistas, mayor capacidad de elevación y una fuerte apuesta a los deportes de nieve. Pero lo más destacado no es solo lo técnico: la vista panorámica desde lo alto del cerro es un espectáculo en sí mismo.
Los que no esquían también tienen su lugar. Caminatas con raquetas, paseos en trineo tirado por perros siberianos, excursiones en 4×4 por bosques nevados o tardes de spa con vistas al lago Nahuel Huapi: todo en Bariloche está pensado para que el invierno se viva con intensidad, sin necesidad de ser experto en deportes.
La ciudad, entre montañas y chocolate. El centro cívico conserva su estilo alpino, y es ideal para recorrer a pie, probar las famosas fondues y detenerse en una chocolatería artesanal. Julio y agosto son meses donde las veredas se llenan de estudiantes en viaje de egresados, pero también de familias y parejas en busca de paisajes únicos.
Excursiones imperdibles para todos los gustos. Entre las más populares están el recorrido a Circuito Chico, la visita al Cerro Campanario con su vista de “las 7 maravillas” y la travesía lacustre a la Isla Victoria y Bosque de Arrayanes, donde la naturaleza patagónica se luce en su máxima expresión.
Una ciudad para todos los bolsillos. Desde hostels y cabañas hasta hoteles 5 estrellas, Bariloche ofrece opciones para todo tipo de viajero. Además, muchas actividades y excursiones tienen descuentos para residentes argentinos o promociones familiares.

Sabores de montaña. La gastronomía también es protagonista. Desde platos típicos como la trucha al roquefort, los guisos de cordero o las cervezas artesanales, hasta repostería centroeuropea con dulces de frutos rojos, todo invita a sentarse y disfrutar del invierno desde el paladar.
Turismo seguro y sustentable. Este año, el municipio y prestadores turísticos impulsan campañas para cuidar el entorno natural y fomentar el turismo responsable. También hay protocolos de seguridad para quienes viajan en temporada alta.
Ideal para escapadas cortas o vacaciones largas. Con vuelos diarios desde Buenos Aires y otras provincias, llegar a Bariloche es cada vez más simple. También se puede acceder en auto por la mítica Ruta 40, lo que permite sumar otros destinos patagónicos al itinerario.
Bariloche no pasa de moda, se reinventa cada temporada. Quienes ya fueron, vuelven por nuevas experiencias. Y quienes aún no la conocen, encuentran un lugar donde el invierno no es excusa para quedarse en casa, sino una invitación a descubrir paisajes que parecen salidos de un cuento.
¿Cómo llegar a Bariloche?
Acceder a San Carlos de Bariloche es cada vez más sencillo gracias a su conectividad aérea y terrestre. Desde Buenos Aires, hay vuelos diarios con una duración aproximada de 2 horas, operados por Aerolíneas Argentinas, Flybondi y Jetsmart. También es posible llegar en ómnibus desde distintas provincias del país, con servicios que conectan vía Neuquén o General Roca. Para quienes prefieren viajar en auto, la Ruta Nacional 40 ofrece una de las travesías más pintorescas de la Patagonia, ideal para sumar otras paradas como Villa La Angostura o El Bolsón en el camino.